
LA RESPONSABILIDAD QUE LIBERA: EL PODER DE ELEGIR LO QUE TE CORRESPONDE
Comparte este momento de reflexión
Imagina que llevas una mochila. Al principio es liviana, ni la notas. Pero con el tiempo la vas llenando. Algunas piedras son tuyas: tus decisiones, tus emociones, tus sueños. Pero otras… otras ni siquiera sabes cómo llegaron ahí. Expectativas ajenas, culpas heredadas, responsabilidades que nunca fueron tuyas. Y sigues caminando, cargándolo todo, sin cuestionarlo. Hasta que un día el peso te detiene y te preguntas: "¿Por qué llevo todo esto?".
Yo lo viví en carne propia. Me sentía agotada, intentando estar en todas partes, para todas las personas, sin dejar espacio para mí. Hasta que alguien me dijo: "¿Te has dado cuenta de que nadie te ha pedido que hagas todo esto?". Me quedé en silencio. Me removió por dentro. Porque era cierto. Nadie me lo había pedido. Era yo la que había asumido todo eso por miedo a decepcionar, por creer que era mi deber, por querer hacerlo bien. Y ahí entendí algo: soltar no es fallar, es liberarse de lo que nunca nos correspondió.
En Tú También Importas, siempre insisto en esto: reconocernos y priorizarnos no es egoísmo, es autenticidad. La clave está en asumir nuestra verdadera responsabilidad: lo que sí depende de nosotras. Lo demás, simplemente, no es nuestro.
Cuando leí Los Cuatro Acuerdos de Don Miguel Ruiz, sentí que todo esto tenía aún más sentido. No es solo un libro de consejos, es una invitación a vivir más ligeras, a soltar lo que pesa, a tomar el control de lo que realmente nos corresponde.
- Sé impecable con tus palabras: Aquí hay una responsabilidad enorme sobre cómo nos comunicamos. Lo que decimos y cómo lo decimos impacta en nuestra vida y en la de los demás. No solo se trata de hablar con amabilidad hacia fuera, sino también de escuchar cómo nos hablamos a nosotras mismas. ¿Nos hablamos con respeto o con dureza? Elegir nuestras palabras con conciencia es asumir nuestra responsabilidad sobre el poder que tienen.
- No te tomes nada personalmente: Este acuerdo nos invita a asumir la responsabilidad sobre cómo nos afectan las palabras y acciones de los demás. No podemos controlar lo que los otros hacen o dicen, pero sí podemos elegir cómo reaccionamos ante ello. Dejar de tomarlo todo como algo personal nos libera de una carga innecesaria y nos permite enfocarnos en lo que sí nos corresponde: nuestra propia reacción.
- No hagas suposiciones: Cuántas veces sufrimos por cosas que ni siquiera han pasado, por malentendidos que solo están en nuestra cabeza. Aquí la responsabilidad está en comunicarnos con claridad, en preguntar en lugar de asumir. Cuando elegimos aclarar en vez de quedarnos con la duda, nos quitamos un peso de encima y evitamos conflictos innecesarios.
- Haz siempre lo máximo que puedas: Este acuerdo nos recuerda que nuestra única verdadera responsabilidad es hacer lo mejor que podamos en cada momento, sin caer en la autoexigencia ni en la culpa. No significa ser perfectas, sino ser conscientes de nuestras acciones y su impacto, dándonos permiso para equivocarnos sin castigarnos.
Cada uno de estos acuerdos nos devuelve el poder de decidir qué cargas llevamos y cuáles soltamos. Porque la responsabilidad no es cargar con todo, sino elegir conscientemente lo que nos corresponde.
Así que hoy te dejo una pregunta: ¿qué estás cargando que no es tuyo? Tal vez sea una culpa, una expectativa, una exigencia que te impusiste sin darte cuenta. Respira hondo y suéltala.
Dilo en voz alta si quieres: "Esto no es mío, elijo soltarlo".
Porque sí, Tú También Importas. Y mereces caminar más ligera.